Extrañaba volver, y la vida sucedió en un instante

martes, 1 de enero de 2013

... ¿damos por sentado el amor, lo deseamos o lo necesitamos? ¿lo intuimos o nos lo estamos imaginando? qué peligro..., qué peligro da que la otra persona te desinfle, te desilusione envuelta en su realidad. Da vértigo asomarse de nuevo al acantilado.
La tristeza profunda tiene una duración de cinco días. El primero se llama Desconcierto. La mirada se posa desarbolada por encima de las cosas y te repites incrédula ‘esto no puede haber pasado’ ‘esto no me está pasando’. El segundo día tu corazón amanece estrujado por un puño, y apenas puedes respirar. Repasas en bucle constante las conversaciones ‘él me dijo, yo le dije’… Rabia frustración orgullo vergüenza, venganza se suceden taconeándote sin piedad. No vives. El tercero se llama Llanto. Y te quedas hundida en la cama queriendo no despertar nunca. La pena te cubre como una sábana y el alcohol no ayuda como alivio. Te diluyes en la pena anestesiada. Al cuarto deambulas por la casa con las manos vacías. Te topas con las paredes como un autómata de cuerda. A veces surge un deseo sexual irrefrenable por el objeto perdido, asociado al temor de que nunca lo vas a volver a tocar. Fantaseas hasta que un picotazo de angustia te pone en tu sitio. Y el quinto día llenas tu cabeza de trabajo y retomas tus quehaceres cotidianos. Eres gris y te dejas llevar por las piernas y los brazos, recordándote ‘Cada día me dolerá menos’
Buscabas una flor y hallaste un fruto.
Buscabas una fuente y hallaste un mar.
Buscabas una mujer y hallaste un alma.
   ¡Estás desencantado!

 Poema de Edith Södergran

UN MILLÓN DE MIRADAS Y SÓLO DOS PARA CRUZARSE

Todos creen que has triunfado pero sólo tú sabes que en el terreno personal sigue habiendo una nostalgia, un hueco que resuena cuando cierras la puerta de tu casa y rellenas con trabajo y solo trabajo, para no oírlo. Para tí es esta carta en una botella. Búscame, no cejes. Envuélveme en palabras, embáucame de historias, enamórame.... y cuando esté preparada, ven a buscarme. No porque yo sea tu último tren sino porque soy el elegido, tu destino. Si me dejas pasar, me iré despacito hacia otra cosa y ni uno ni otro habremos cubierto el rito perfecto, y habremos vivido en grises, sin pena ni gloria. Soy tu otro lado, la que duerme respirando acompasada a tu espalda. Te espero en este mar.

ME GUSTA COMO HUELE

Como los niños chicos abro los ojos en la noche para asegurarme que está ahí. Que su respiración sigue batiendo el vello de mi cuello y que el peso de su brazo tortura levemente mis costillas. Que es su mano la que agarra la parte baja de mi pecho. Me rebullo y nos giramos los dos hacia el otro lado, jugando a los trenecitos. Como imanes nuestros cuerpos se vuelven a acoplar, enroscando todas las piernas de nuevo. Con la mano liberada lo acaricio. Me gusta su cuerpo, el sabor de su piel, su color, la anchura de su espalda, el hueso de su cadera. Me gusta como huele. Mi sitio en el mundo es este, el hueco de su brazo. Y ya tranquila, animo el pie con su roce y me muero un poco, me hundo y me abandono.
Feliz
 nueva
  luchadora
   fuerte y vulnerable
   deseándote.
"He aquí el más profundo secreto que nadie conoce (he aquí la raíz de la raíz y el brote del brote y el cielo del cielo de un árbol llamado vida; que crece más alto de lo que un alma puede esperar o una mente puede ocultar) y éste es el prodigio que mantiene a las estrellas separadas. Llevo tu corazón (lo llevo en mi corazón)." (de E.E. Cummings)

LADO OSCURO

Tienes un lado oscuro como hierba que nunca me permitiría segar Tengo un pozo de agua clara que no permitiré ensuciar Y en la línea de la luz, nos encontramos.

La sirena

Me gustaría ser la sirena de cola plateada que fui a los veinte años para ofrecerte mi cuerpo O tal vez una Circe de treinta embaucadora que a golpe de mechón dorado cerrara la isla y disfrutarte pero no, a los veinte fui sirena que tenía miedo a los hombres y a los treinta una cabeza pensante peleando por su independencia Siempre llego tarde a las cosas importantes. Así que aquí me tienes, a los cincuenta mirando mi antebrazo levemente arrugado pero volcán al fin y al cabo y tú explorador ignoto

A mi amante

Eres un vaso transparente que fluye de continuo, inundando, fertilizando tierras ajenas... No me extraña que vivas en solitario, ¿quien se pone a crecer al lado de un lirio tan blanco?. Incluso la pequeña hiedra le daría pena fagotizar tu tierra para dejarte estéril si tuviera corazón.

TU NOCHE

Tu noche es discontinua, interrupta, y sin embargo yo te recuerdo con respiración profunda, como si la paz de mi casa o el rincón de mis brazos te sosegaran. No me importa ser el agua clara que limpia las heridas del guerrero, no me importará ser remanso donde apoyas la cabeza confusa. Sabiendo que el timbre de mis colores te animarán la estela del camino que el vibrar de tus cuerdas calentarán mis energías cada jornada No me importará que digan que estás a veinte mil kilómetros de distancia, si yo alargo mi mano y te toco, si yo alargo mi mano y atravieso la pantalla para rozarte la mejilla y decirte 'Miguel, el café está listo'
Mi espacio, puede significarte el acto sencillo de agradecerte la presencia, puede connotar otras quince posibilidades inexactas. Todo me basta, si me interpretas el deseo.

El incordio

Siempre voy tarde al trabajo. Son las ocho y veinte ya, y a y media tocan el timbre para entrar en clase. No llego, y encima este peñazo de ciclista cambiándose de carril todo el tiempo. ¡Otra vez no¡ El tío pesado este al que adelanto todos los días y encima hay que aguantar como se salta los semáforos en rojo para de nuevo tener que esquivarlo. Maldito canijo. Un día abro la puerta y lo derribo en marcha. ¡Aparta¡ ¿No conoces el carril bici? Bueno, por lo menos tiene un buen culo. Mira, hoy viene contento, se ha puesto el forro polar rojo. ¡Pues no es músico¡ Lleva la guitarra colgada a la espalda. ¿Qué hora es? ¿Donde se habrá metido? ¿ Me habré despistado? Será que voy adelantada... Que día más frío. Las ocho y veinticinco. Hay atasco... ya andará por Rabanales. Maldito invierno. Está lloviendo………
Entre el olvido o el silencio…
si no ha habido nostalgia si no ha habido necesidad eso ya es un síntoma
Reposarás en mi copa como un buen vino, hasta que con el tiempo haya perdido todo su aroma.

TODO TUYO

Todo tuyo cuando llego arrastrado a tu puerta y me dejas dormir días enteros y me envuelves en tu nube de caricias y besos y me llenas de buenos alimentos y me permites que no piense en nada. Tuyo cuando me paseas por tu ciudad antigua y tus rincones favoritos y con voz cantarina vas animando mi espíritu nostálgico. Tuyo por que me incluyes en tus proyectos y me presentas a tu gente y me haces el amor pausadamente y te enroscas a mi cintura para dormir como si el mundo ya estuviera en su sitio. Tuyo por que me dejo estar y pareces feliz esos fines de semana que a pesar de mis cambios de opinión ‘hoy voy, mañana no’ ‘hoy rojo mañana es negro’ tú siempre me aceptas de buen grado y te resignas a recoger lo poco que me sobra. Tuyo, como podría ser de cualquier otra por que en el fondo no sé donde me encuentro ni qué soy ni qué tengo, solo sé que necesito cariño y lo pido. Y para mi asombro siempre que llego estás ahí para dármelo.
Para la primera mujer con sombrero que conocí en mi vida, gracias total y un abrazo enorme para los que regresan.

PRESENTIR ES ALGO CAIDO EN DESUSO

Es calvo y echa de menos un limonero en el patio, además adora a sus hijos…, todas las claves que cada uno interpreta según su propio significado…yo misma tengo un limonero de maceta y una familia en la que todos los varones tienen a bien quedarse sin pelo, por lo que siempre he asociado sus cráneos brillantes a símbolos de buena gente. El tener hijos ya criados es un valor también, para no tener que desandar lo andado ¡que pereza¡ que te pidan de nuevo ser madre… A ti te presentí antes de cruzar un semáforo. Estabas con otra gente a la puerta del Corte Inglés y le dije a mi amiga ‘Ese morenazo me gusta mucho’

ACUÉRDATE

El otoño está llegando, con toda su gracia y su desconsuelo. Algunos solo verán el fastidio de la lluvia pero a otros les encantará ser envueltos por el viento, lo acogedor de las primeras prendas de abrigo y echar atrás las pieles húmedas y los ahogos. En este otoño que empieza has llegado tú, indefinible, antiguo, misterioso. Cargado de bodegas. Y he realizado un ritual mágico: he abierto todas las contraventanas de mi casa y junto al sonido de la lluvia he dejado que sonaras por toda la casa, como si se instalaras aquí, como si desde cualquier rincón estuvieses ensayando con tu guitarra mientras yo trajino haciendo la cama y lavando los platos. Quería saber qué siento con tanta novedad, un hombre en casa, la música inundando esta vida silenciosa...Y el resultado me gusta. Esta casa de producir sueño ya te está esperando. La próxima vez acuérdate, tráete algo…cariño, ternura, ilusión, alguna idea clara…además de la guitarra. No sea que confundas tanto deseo con debilidad y la estética y el amor con algo cómodo. No va a ser así., te lo aseguro. Mil besos joven amor: tres en el cuello, dos sobre tu cruel cicatriz de la panza, diez para cada uno de tus dedos... y el resto te los daré en la boca, y moriré después si es necesario.
Podemos Amor desentrañar los lexemas y volverlos a ovillar como una madeja mágica, en cada hebra estará tu nombre y mi nombre recordándonos que nos quedan tantas calles por agotar y paredes con que arremeternos las nostalgias.
Algunas mujeres después de hacer el amor sienten la imperiosa necesidad de susurrar al oído 'te quiero'. Otras, se levantan y al mirar el cuerpo bello y desfallecido que permanece en la cama, se recuerdan con dulzura 'es solo sexo'. Yo ando por las calles y me descubro echando de menos las puntas de tus dedos donde apoyarme. Me muerdo la lengua con los dientes para no decir más de lo dicho. Recorro los surcos que dejaste húmedos sobre mi piel. Y cuando estoy cansada al final del día, imagino que puedo apoyar la cabeza sobre tu hombro, hacerme un nidito a tu espalda, y respirar tranquila sintiéndome en casa.

El retiro

La veo subir cuesta arriba con su vieja bicicleta de paseo. Lleva una chaqueta de lana basta a rayas del tipo peruano y un gran bolso amarillo de tela terciado en la espalda. En el esfuerzo, su pelo ondulado se le viene a la cara. Ahora corre limpia por el olivar bajo este sol deslumbrante y espléndido del frío invierno. Viene canturreando seguramente desde la ciudad; esa ciudad provinciana que se despliega perezosa y dominguera al fondo. Sortea los terrones que han quedado en el camino después de las últimas lluvias. Solo dos ruedas para tanta responsabilidad. En el zurrón trae las medicinas que necesita este corazón roto.
Te llevo en la punta de los dedos, y cuando no te alcanzo sonrío en mi inocencia.
Respirarte, confiar en tí, saltar de alegría al verte y besarte viajar por los estrechos senderos, juntos descubrirte mi risa de colores ¿sería posible?
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VIOLONCHELO

Se acostumbró a que él se llegara a visitarla con cualquier excusa. El ruido del traqueteo de su bici en el empedrado de la calle ya le hacia sonreír y la excitaba. Cuando lo reconocía entre el trafico, volando con su bicicleta entre los coches y con su violonchelo encaramado a la espalda, siempre se acordaba de las noches tibias en las que su propia mano iba recorriendo esas vértebras ahora tan castigadas. Sus piernas fuertes de pedalear y siempre bien depiladas aprisionaban el chelo después de hacerle el amor por las tardes. Le producía ternura este hombre y también le era extraño, ¿quien será Rostropovich?. Ahora ya no encuentra la manera de quitar las rodadas de las llantas del parquet de su pasillo, ni donde meter este instrumento musical tan grande que le ocupa medio apartamento. Va siendo hora de aprender a montar en bicicleta, se recuerda.

Me perdí

Y me perdí como arena fina entre sus dedos y en vez de llorar mi duelo de viuda reciente, viví todo el invierno subida a una barca en medio de la tormenta. Su sonrisa embaucadora y el entusiasmo que había en sus ojos me licuaban la voluntad. Los paseos por la ciudad desnuda y en la noche. Huir que nos vieran y nos descubrieran juntos. No pensar en nada. Andábamos por la ribera del río con la bicicleta en un costado y yo incrustada en el otro. Y por la noche bajo las sábanas frías, yo contaba triadas de estrellas en el collar de su cuello. Los telediarios dijeron que hacia frío este invierno, que estábamos bajo cero, pero yo solo recuerdo el invierno más cálido de todos los tiempos.

DESAMOR

Frustración, rabia, deseo, venganza, yo le dije, él me dijo… cuando me llame le diré. Haré, no haré, hizo, no hizo…
Tu decisión es firme. Todo es silencio. Y te paseas con otra enseñoreando su barriga de preñada y yo solo digo: quédate con él pero ese hijo era mío.

LOS CEMENTERIOS

En los días como hoy los cementerios están animados. Hay bullicio de gente que recorre los caminos y montones de hombres que ofrecen escaleras y sus servicios de pintura y limpieza para las lápidas que están altas. Pero los cementerios han perdido su candor, su sobriedad. Desde que existen los bazares chinos las flores chillonas los han colonizado, y se han convertido en verbenas. Y ofenden a la vista, y a los que están allí y a algunos de nosotros los visitantes. Como buena española al más puro estilo Almodóvar he ido a cumplir con mis deberes. Y he estado un rato con mi madre. Sus flores este Octubre serán dulces y elegantes, en blanco y rosa que era el color que más le gustaba. Allí la dejamos, en su peor momento, desarbolada. Y volver a hacerle compañía a ese cuerpo que tan bien me olía, a veces me consuela. Vuelvo triste y con unas ganas infinitas de llorar. Desde que ella murió la vida no ha sido tan feliz. Es como saber que esta brecha nunca acabará de sanar. Mi padre permanece en su butaca, solo, con las persianas bajadas y un tanto taciturno. Creo que me pondré alguna buena película y me dispondré a llorar con ganas. En días como hoy lo necesito.

LA TUMBITA

Un día adopté una tumbita del cementerio. Le puse por nombre Miguel y celebré los funerales por el hijo que no tuve. La sicóloga me comentó que me dejara de cuentos y funerales fantasiosos. Se me había muerto la madre y nunca había tenido un hijo.

DIEZ KILOS

Diez kilos me separan de la felicidad en un intento constante de parecerme a otra. Por mí han pasado todas las dietas conocidas, todas las revistas y libros del mundo que prometían ser bella, ser atractiva, ser joven, ser delgada… y yo me pregunto ¿es que no hay un solo hombre al que le gustan los cuatros? ¿al que una cadera bien plantada y unos pechos abundantes le supongan el paraíso lleno de odaliscas? ¿Todas tenemos que ser Katte Mosse para que la ropa nos encaje como en una percha y las arrugas del vestido se conviertan en pliegues de diseño? Ellos quieren buenas tetas, pero de silicona. Un vientre plano, porque ya han tenido sus hijos con otra señora. Una cabeza de pelos largos y alisados, que no dé problemas. Piernas largas y zapatos de tacón insospechado, pero que se tengan que soportar apoyadas en su brazo. Que seas independiente económicamente hablando, por que no están para más cargas económicas. Que estés lista, preparada y divertida, para cuando ellos aparezcan. Y las mujeres de carne y hueso enterrado ¿qué es lo que deseamos cuando el príncipe azul se nos ha caído por el barro? Las que nos hartamos de trabajar para demostrar lo que valíamos y resulta que nunca es suficiente. Por qué de esta batalla, por qué no nacimos con el convencimiento de que éramos perfectas y que la vida solo había que vivirla según fuera llegando.