Extrañaba volver, y la vida sucedió en un instante

martes, 1 de enero de 2013

El incordio

Siempre voy tarde al trabajo. Son las ocho y veinte ya, y a y media tocan el timbre para entrar en clase. No llego, y encima este peñazo de ciclista cambiándose de carril todo el tiempo. ¡Otra vez no¡ El tío pesado este al que adelanto todos los días y encima hay que aguantar como se salta los semáforos en rojo para de nuevo tener que esquivarlo. Maldito canijo. Un día abro la puerta y lo derribo en marcha. ¡Aparta¡ ¿No conoces el carril bici? Bueno, por lo menos tiene un buen culo. Mira, hoy viene contento, se ha puesto el forro polar rojo. ¡Pues no es músico¡ Lleva la guitarra colgada a la espalda. ¿Qué hora es? ¿Donde se habrá metido? ¿ Me habré despistado? Será que voy adelantada... Que día más frío. Las ocho y veinticinco. Hay atasco... ya andará por Rabanales. Maldito invierno. Está lloviendo………

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