Extrañaba volver, y la vida sucedió en un instante

martes, 1 de enero de 2013

LOS CEMENTERIOS

En los días como hoy los cementerios están animados. Hay bullicio de gente que recorre los caminos y montones de hombres que ofrecen escaleras y sus servicios de pintura y limpieza para las lápidas que están altas. Pero los cementerios han perdido su candor, su sobriedad. Desde que existen los bazares chinos las flores chillonas los han colonizado, y se han convertido en verbenas. Y ofenden a la vista, y a los que están allí y a algunos de nosotros los visitantes. Como buena española al más puro estilo Almodóvar he ido a cumplir con mis deberes. Y he estado un rato con mi madre. Sus flores este Octubre serán dulces y elegantes, en blanco y rosa que era el color que más le gustaba. Allí la dejamos, en su peor momento, desarbolada. Y volver a hacerle compañía a ese cuerpo que tan bien me olía, a veces me consuela. Vuelvo triste y con unas ganas infinitas de llorar. Desde que ella murió la vida no ha sido tan feliz. Es como saber que esta brecha nunca acabará de sanar. Mi padre permanece en su butaca, solo, con las persianas bajadas y un tanto taciturno. Creo que me pondré alguna buena película y me dispondré a llorar con ganas. En días como hoy lo necesito.

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